¿Medio para alcanzar a ISIS?

. sábado, 8 de marzo de 2008
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Se dice que la vida de la persona es el bien más preciado y por ende el más cuidado, pero ¿qué puedo cuidar si yo le di hasta mi miserable existencia?
Isis ha regresado con los dioses y yo que soy un simple mortal solamente puedo sufrir y acuchillar mi corazón para amilanar el sufrimiento que me causó su partida. Lloro y sufro por no poder ver al ser tan divino que me incentivaba a vivir –aunque esa vida no era mía- y a seguir unos sueños que sólo eran limitados por la muerte. ¿Muerte?, sería un buen medio para apeldar de este cuerpo que ya no tiene carisma ni gracia alguna. La muerte seria el medio para acercarme al estado divido en que ella se encuentra. ¿Me mereceré eso? ¿Merece llegar a ese lugar perfecto donde ella está? ¿Mereceré aunque sea una última mirada de ella, aunque sea de repudio?
La decisión está tomada, ella se fue con mis sueños, anhelos y vida, ahora que no tengo nada únicamente me queda morir; no por cobarde al no querer seguir en este mundo de mierda, sino por tratar de alcanzarla. Qué triste es en verdad sentir asco de lo que soy ahora, un cuerpo sin alma.
Estoy tendido en la cama donde tanta veces la amé diciéndole que era mi luz en la oscuridad y la paz en esta sociedad tan conflictiva. La daga que una amiga me regaló- en verdad, es un arma hermosa- me llama. Esta daga quiere ayudarme, quiere cercenar un cuerpo sin razón de ser y que tiene más de cosa que de humano. ¿Será difícil afrontar esto? ¿Hasta el valor he perdido desde la partida de Isis?... Ya no pensaré más en todo esto y cumpliré mi meta, alcanzarla donde esté. Tomaré este trozo de metal filudo con la única finalidad que tiene en este momento: ayudarme.

La sangre emana y corre sobre mis brazos, debido a estos 12 cortes, así como el agua corre en el río, sólo que este río no irá al mar, irá a la muerte. La debilidad me comienza a llenar, las pocas energías que tenía se disipan; no tengo miedo, sólo siento ansias por el momento- si es que existirá- en que podré ser nuevamente el esclavo de ella. Estoy perdiendo la visión, pero ¿ya para qué quiero seguir viendo este mundo lleno de maldad y sufrimiento?
Este, ya, inservible cuerpo se está adormeciendo, se acerca el momento del final; moriré pero será el punto donde naceré nuevamente para vivir por siempre para ella. Mi último respiro ha llegado y la fotografía de ISIS que tenía en mi mano llena de sangre cayó al suelo.

Yo, que no era más que un simple mortal en ese mundo de mierda, ahora estoy en un lugar lleno de luz y paz. Yo pensaba que el concepto de El Paraíso era utópico y si en realidad existía, yo nunca seria merecedor de estar ahí. Tanta perfección no puede sacar de mi mente cual es mi finalidad en ese lugar santo, encontrar a ISIS; pero en realidad se me hace difícil de creer que haya merecido el premio de la paz eterna; mi vida terrenal era en verdad un muladar, a excepción de ISIS.

Tengo, ya, tanto tiempo aquí buscando por ella que he descubierto algo: lo que es El Paraíso para muchos se ha tornado en el peor de los infiernos para mí, veo almas que gozan en paz y libertad, veo almas gemelas que estarán juntas por toda la eternidad. ¿Este será mi castigo por la vida de perdición que lleve? ¿No merecí tenerla nuevamente?
Sufro el más grande de los castigos. Es cierto que estoy en un lugar perfecto y que estaré aquí por siempre, encerrado; pero que más grande castigo que estar encarcelado en un lugar que me recuerda siempre a ella y saber que ISIS nunca estuvo, está o estará aquí. Ella no está en El Paraíso.